Cuento de Navidad
¡Qué típico es escribir un cuento de navidad apelando al buen hacer y los mensajes solidarios! ¡Qué fácil es redactar por la paz, por los niños de la calle o por navidades perfectas! ¡Qué sencilla es una Carta a SS.MM. Los Reyes de Oriente en la que no aparezca nada material pero sí imposibles para el mundo y para nosotros mismos! Hace muchos años que dejé de mandar cartas a Oriente; no sé si eso significa que hace muchos años que dejé de creer en la Navidad. ¿Es algo más que comer turrones?, ¿que compartir cenas con gente que no lo harías nunca?, ¿que comprar regalos caros?, ¿que aparentar una felicidad que no existe? ¿Sirve de algo el muérdago encima de la puerta de entrada a casa? ¿Tengo que comerme doce uvas en un minuto como si fuera a morir si no lo hago? ¿Necesito llevar ropa interior roja o celebrar el fin de año como si fuera la noche más mágica del mundo? ¿Tengo que sonreir cuando una docena de niños vienen a casa destrozando villancicos? ¡Sí, que para eso es Navidad! No sé