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Mostrando entradas de diciembre, 2013

A la sombra de los cipreses

Morirse debe ser una putada. Como vivir en algunos casos. Imagino. Pero sobre todo, morir requiere un ejercicio de valentía y humildad que se escapa a mis entendederas. Iba a presentarme, decir quién soy, pero eso es lo de menos. Es jodido hablar de la muerte, ¿verdad? Quizá es jodido hasta pensar en la muerte. Pero irremediablemente te cruzas con ella en muchos momentos. La miras. Te mira. Y quién sabe quien elige. Yo. Tú. Ella. Uno de los sitios en los que es más común verla es por los pasillos de los hospitales. Seguro que alguien pensó en un cementerio o un tanatorio. Claro. También. Pero en los hospitales va, como por su casa, con una gran sonrisa pintada de rojo y tacones de aguja. (Siempre pienso en la figura de una mujer espectacular cuando tengo que intentar ponerle cuerpo y forma a esa ‘cosa’ desagradable que a todos nos toca en algún momento simplemente por el hecho de estar vivos). Allí, en los hospitales, se regocija en algunas plantas, en algunas habitaciones y