Luces de media luna

Las noches no son más cortas por dormirte a las cinco de la mañana. Las noches no son más cálidas por tener pesadas mantas sobre tu cuerpo. Las noches no son menos noches por pensar que brilla el sol. Las noches son noches: de enamorados, de nostálgicos, de juerguistas, de borrachos. Son el momento en el que te desmaquillas y aparecen las ojeras, las arrugas... y no sirve de nada sentirte que pisas la alfombra roja, porque llevas puesto un pijama de estrellas. Las noches son noches y desnuda miras qué eres realmente.

Recuerdo cuando miraba a Brad mientras dormía y acariciaba su pelo. Recuerdo cuando gemía con Jason y su manera de hacerme temblar. Recuerdo cuando lloraba porque Michael no contestaba mis mensajes. Recuerdo cuando Peter me llamaba mientras estaba con otra.

No he sido más feliz por tener decenas de hombres en mi cama. Siempre pensaba en el mismo: ése que no me hacía caso, ése que no me merecía, ése que jugaba conmigo como con una marioneta, ése que me hacía sentir como una mierda.

Y ahora pienso, cuando miro mi cuerpo arrugado y desnudo frente al espejo, si no perdí el tiempo y dejé pasar suculentos manjares. ¿Qué hubiera sido de mí si me hubiera fijado en quién realmente merecía? ¿Quién hubiera llegado a ser si hubiera mirado por quién en mi miraba? Una puta totalmente diferente a la que me he convertido. No olería a alcohol todas las noches. No tendría manchas de tabaco en mis dedos. No pintaría mis ojos negros para ocultar mi pena. No bebería de mil hombres para pagar mis alhajas.

Las tabernas de media ciudad agraceden que la vieja Meery todavía esté en las calles.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Todo llega y todo pasa

El rincón de los elefantes muertos

Asuntos pendientes